Cuando los brackets no son la solución

Algunos padres están convencidos que nuestro trabajo siempre requiere de aplicar un tratamiento con brackets o aparatos de ortodoncia y esto no es así. Una parte de nuestra rutina es controlar el crecimiento de la boca de los niños y aplicar lo que denominamos ortodoncia preventiva para ir encaminando la boca y evitar complicaciones en el futuro. También resolver casos en los que no se precisan brackets y en los que si se hubiera controlado el crecimiento correctamente no hubiera derivado en un problema. Y de eso hablamos en este nuevo artículo de blog.

La sonrisa de Helena llevaba de cabeza a sus padres. Cuando llegó a nuestra clínica ya había llevado 2 aparatos distintos y sus padres buscaban una segunda opinión y sobre todo una solución a su problema. Estaban convencidos de que de nuevo se le pondrían aparatos, pero lo primero que le dijimos es que había que estudiar a fondo la boca de su hija con diferentes pruebas. Teníamos que buscar el origen del problema antes de hacer un diagnóstico y decidir un tratamiento. Con los resultados de las radiografías, el Tac, los modelos en articulador, el escaneado 3D y las fotos faciales e intraorales elaboramos un estudio craneofacial con el que pudimos diagnosticar y dar una solución a su sonrisa.

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Helena presentaba un caso de mordida abierta. Descartamos que se debiese a un crecimiento anómalo de su mandíbula y nos centramos en ver cómo era el contacto de sus dientes de la parte superior e inferior. Claramente vimos que tenía un contacto prematuro de sus piezas dentales agravado por una corona que llevaba y que era más grande de lo normal para su boca.

Decidimos elaborar un plan de tallado de sus dientes de leche, así limamos algunas de las cúspides de sus dientes para que pudiera cerrar su boca correctamente. Conseguimos armonizar sus labios y su lengua, que son los que mantienen la posición de los dientes. Logramos tener los dos pilares claves para todo el tratamiento: encajar las muelas en su posición y colocar sus dientes de leche en su sitio. Una vez todo en su lugar no fue un problema que fueran cayéndole los dientes de leche y saliendo los definitivos porque estos ya tenían el sitio que les correspondía para salir y su posición idónea dentro del conjunto de la boca.  Casos Tipo para explicaciones 33.004

En el caso de Helena solo quedaba dejar que creciera feliz y contenta y simplemente controlar periódicamente cómo iban saliendo sus dientes. Cabe decir y recordar que tras el tallado de sus dientes de leches que no fueron más de 15 minutos Helena ya pudo notar el cambio en su boca al poder cerrarla correctamente después de muchísimo tiempo. La cara de emoción y de alivio de sus padres al haber encontrado una solución al problema de su niña no la olvidaremos jamás.

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Sonríe, ríe y sé feliz.

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